Era una noche helada, tal vés la más helada de todas las noches, y ahi se encontraba un pequeño Ashura, recostado en el cesped, temblando por la inclemencia del tiempo cruel que avecinaba algo perverso, algo malo, algo corrupto, algo que cambiaría la vida de este pequeño.
Se encontraba a las afueras de la ciudad, en lo que parecía ser un lugar olvidado por la belleza de las estructuras de su hogar.
Ahi se encontraba él, parecía estar esperando algo, o lo habían dejado a su suerte, cuando de pronto se levantó. Parecía espantado, como si algo lo hubiera atacado y ahora buscara la fuente del que lo agredió.
Se impresionó al ver que no había nadie alrededor, solo unos cuervos, solo unos árboles lugubres.
Se reincorporó y se dirigió al norte, alejandose aún más de la ciudad. Olvidaba lo inclemente que era el tiempo ahi. Su rostro mostraba determinación y serenidad, parecía que tenía una misión.
El clima empeoraba, ya que empezaba a caer aguanieve, y el pequeño solo llevaba unas pocas ropas y tocados. Su piel se erizaba al ser tocada por la precipitación.
Logró avistar una pequeña cueva a la distancia, volteaba a los costados y hacia atras para ver si no era vigilado, mientras también observaba que un pequeño hilillo de humo se desprendía del suelo hacia el cielo a pocos metros de la abertura de la cueva.
Se aproximó con paciencia y sigilo hacia allá. Su respiración era calmada, no tenía prisa.
Cuando al fin llegó al origen del humo, se percató que consistia de carne y huesos humanoides y había una espada y unas dagas cercanas a unos ropajes oscuros. La osamenta de la victima parecia ser un personaje de nariz grande y un peinado hacia atras. Llevaba unos lentes y un simbolo de lo que parecia ser un zorro oscuro. Era la persona que lo había atacado antes, había aprovechado una distracción de el pequeño para dejarlo inconciente e ir por la presa. Ha pagado su intromisión.
Tomó las armas, ya que eran livianas, como de un asesino, alguien sigiloso, pero que no había tenido suerte contra este enemigo.
Se adentró a la cueva, el olor era repugnante, había sangre por todos lados y parecían ser de varias fuentes, tanto animales como humanos. Él estaba inmutado ante tal hedor, su determinación lo llevaba a seguir a pesar de las escenas que podía ver. El camino era iluminado por unas antorchas que parecían estar ahi desde tiempos antiguos pero aún ardian lo suficiente para iluminar el camino.
Se detuvo un segundo... he impactó una pared cercana con la espada, sonando un pequeño y casi imperciptible chillar de muerte. De ahi cayó lo que parecía ser un gnomo oscuro que estaba camuflageado en la pared pero ahora se hallaba muerto ante el golpe certero del joven espadachin.
La calma se había acabado, aunque el sonido que dejó escapar el gnomo fue casi imperceptible, el joven sabía que lo habían escuchado, y ahora empezaría la batalla.
Se acomodó en medio de la cueva, se hincó, limpió la hoja del Dark Kitsune y escucho el andar de lo que había venido a buscar. Se aproximaba a pasos agigantados. La cueva se estremecía y la poca luz de las antorchas se debilitaba ante cada paso que daba su enemigo.
Al momento de poder avistarlo, las antorchas finalmente cedieron y se extinguió la poca luz que ahora era sustituida por los ojos de su oponente, los cuales eran luminosos, llenos de violencia, llenos de ira, llenos de crueldad, llenos de avaricia.
El pequeño se mantenía aguardando a que el gigante hiciera su movimiento. Su respiración era estable, no llevaba prisa por atacar.
"Me asombra que de una ciudad tan grande y poderosa como la de tu raza, me tome tan a menos. Me indigna ver que mandaron a un renacuajo a matarme."-dijo molesto el gigante, y agregó. "El asesino de hace unos momentos portaba tu olor, portaba un pequeño mechon de cabello tuyo, y parece que había robado tu arma. Ahora, tu llevas las de él. Que rara es la vida".
El niño no decia nada, no pensaba nada más, estaba observando largamente a su oponente. Podía oirlo, pero no le prestaba atención.
"Me estas prestando atención pequeño?!", gritó malhumorado ante la falta de respuesta verbal.
"Tu vida acabará ahora como la de tantas personas que han venido por mi, y Ashura Oh pagará por mandarme a un lacayo en su representación!"
El gigante se dirigió en una embestida hacia el pequeño Ashura, pero impactaba el suelo sin rozar ni un cabello del infante. Volvía a girar sobre si mismo buscando su presa. Este, parado sobre uno de los cadaveres solo lo observaba, mantenía una guardia elevaba, pero solo observaba, analizaba a su enemigo.
La batalla continuaba, y unicamente el niño bloqueaba los ataques de su enemigo, desviandolos para no recibir el impacto de la fuerza descomunal del gigante.
"Me irás a enfrentar, o solo seguiras defendiendote?, has perdido la confianza?, ya quieres irte a casa a ver a tu madre?", exclamó el enemigo.
El joven cambió su mirada y soltó un ataque devastador al costado derecho del gigante perforando su armadura y dejando correr la sangre a través de la hoja hasta la empuñadura y de ahi al suelo, haciendo sonar despues de un rato el goteo al piso de la sangre.
"Como es que haz podido pasar mi defensa, mi armadura, mi gruesa piel?, yo soy Grunthamarr!!!", exclamó.
"En este tiempo he podido ver tu estilo de pelea, las aberturas de tu defensa, he escuchado el sonar de las escamas de tu piel y donde estan sus uniones... y por cierto...", decía mientras giraba la hoja de la espada dentro del cuerpo de su enemigo, "vengo porque tu mataste a mi madre, vengo porque con tu muerte regresará mi honor, vengo por encomienda de mi enfermo padre, no de Ashura Oh, vengo por tus ojos!!!".
Inmediatamente, golpeando el vientre de Grunthamarr, se alejo de él y ahora perforó su pie, causando más dolor a su enemigo.
"Quien era tu madre?", sollozaba mientras sangre corria por su mandibula.
"Una mujer bella, cariñosa, gentil... ahora una mujer muerta a la cual no podremos ver nunca más"
"Creo saber quien era, tienes rasgos de ella, era suculenta, me rogaba que no la matara, aún cuando sus entrañas se encontraban en mis manos"
Instantaneamente, el joven sacó su arma del pie del gigante y ahora daba un tajo vertical a la armadura, abriendo esta y despues un segundo tajo, ahora horizontal, revelando las entrañas de Grunthamarr, el cual perdía el equilibrio y caia tomandose el estomago, desesperado por introducir de nuevo sus intestinos en su cuerpo. Miraba al pequeño con miedo, lagrimas en sus ojos, y el joven dijo:
"Ahora tú rogarás por tu vida?, Dime donde esta el cuerpo de mi madre!", gritó.
"No lo se, despues de que perdiera la vida por desangrarse desapareció, no se donde esté. Dejame vivir!"
El joven Ashura solo hizo una pequeña mueca y decapitó al hombre. Se dirigió a donde se encontraba la cabeza de Grunthamarr, ahora sin esa vileza en sus ojos, la recogio y se encaminó de regreso; no ha la ciudad, sino a la torre de videntes.
Final de la primera parte.
Maléfico
Vie Ago 14, 2009 10:44 pm