Star Wars, Knights of the Old Republic: "Fahrnerud, 'The brave' story"

Comenzando transmisión: Accesando a datos sobre Fahrnerud Kooladi

En los subsecuentes años que pasaron desde la incursión al planeta de Rinn, Fahrnerud siguió con su arduo entrenamiento para volverse caballero Jedi. Se exigía a si mismo ser más fuerte y más sabio para evitar que sus amigos y compañeros fueran derrotados en combate. Su espíritu de lucha no terminaba con el sable de luz, sino que también contemplaba en su entrenamiento, la búsqueda de conocimiento y sabiduría a través de holocrones y retroalimentaciones de su maestro.

El Maestro Smith podía ver las emociones de Fahrnerud a través de su entrenamiento, pero podía también observar que no dejaba que fluyeran, las inhibía para evitar a toda costa que interfirieran con su juicio. Meditaba en sus descansos, tocaba su banjo para armonizar, entrenaba con esmero desde temprano, reía en compañía de Kubeki en Anzat, se documentaba con libros de la biblioteca de Coruscant; su forma de interactuar con la Fuerza era destacada comparada con otros aprendices; su paciencia y el control de sus pensamientos, asombrosa. Su maestro no lo podía creer… su Padawan parecía ser más maduro de lo que los demás creían al comenzar el camino, ya habían dejado atrás la idea de que Fahrnerud solo era uno más.

Dada la situación, Owen le exigió más trabajo en sus entrenamientos, ya que la convicción y disposición de su Padawan se lo permitía. Fahrnerud daba todo de sí en sus pruebas… así, superando muchas de ellas. Al término de cada sesión, le agradecía a su maestro por su fe en él. Su voluntad y fuerza inspiraban a otros a entrenar, y eso le agradaba.

Su fuerte seguía siendo el combate, pero Fahrnerud gustaba más de la lectura y de los misterios que podía encontrar en la Fuerza. Los textos Jedi a los que podía acceder, describían miles de historias y saberes de generaciones anteriores a la suya. Técnicas que ya antes había podido ver gracias a su amigo Genosuke, pero que eran más detalladas sobre quien la introdujo y como lo logró. Pero en los mismos libros encontró ilustraciones de estilos de pelea avanzados de sables de luz, los cuales practicaría hasta dominar, con el tiempo lo hará mejor, porque solo ha podido manejar a medias muchas de ellas. Varias veces su maestro le aconsejó, que es mejor desconocer algunas cosas, ya que a veces tanto conocimiento te lleva a perder la razón. Así que siguiendo este consejo, disminuyo un poco sus niveles de lectura, pero siempre aprovechaba para llevarse un libro a su habitación y leer antes de dormir.

Los días que tocaba sala de meditación eran una tortura para él, ya que siempre los demás pensaban que él podía haber sido un vidente, por sus habilidades innatas como Miraluka, y no un Guardián Jedi. Pero pensaba que eso mismo es lo que lo llevaba a ser un buen Jedi. Un Jedi completo. Su forma de ‘ver’ las cosas alrededor le daba siempre el visto bueno de los maestros, era de los pocos que trataba de mantener el balance del Código Jedi.

No había día que Fahrnerud no se despertara temprano para ir a hacer ejercicio y poder salir a las plazas centrales de Coruscant. Todos los días encontraba a una anciana dando de comer a las palomas. El señor que vendía verduras cerca del mercado. Los jardines del Draay Estate. Pero nada como poder leer un libro o tocar su banjo en su lugar favorito… bajo el árbol más frondoso de los jardines de la academia. Un lugar donde él siempre era visto o buscado por sus amigos para platicar o para cantar. O para que algunas padawan intercambiaran conversación con él. Este es su lugar favorito, un lugar donde se siente a gusto, un lugar donde puede pensar, relajarse y poder sentir la música fluir del sonar de sus cuerdas.


Final de transmisión

Recuperando sectores de memoria… Datos completados… Mostrando información

Semanas después, las hojas de su árbol favorito empezaban a tornarse cobrizas, podía avistarse un cambio en las cosas. El día que cayó la primera hoja sobre de él, fue llamado al concilio para ser informado de que se le había dado permiso en base a su solicitud al Maestro Smith. El permiso consistía en un viaje al planeta de Telos IV, con el compromiso de desarrollar sus habilidades de supervivencia. En ese planeta no podría encontrar una mejor manera de entrenarse, ya que estaba muy bien situado en un ambiente tranquilo y no ponía en gran peligro al padawan, pero si lo exigiría si quería sobrevivir. Su amigo Ken-shi-ro fue ubicado junto con él, pero en hemisferios diferentes: Fahrnerud al norte y Ken-shi-ro al sur. Esto con el fin de ver las capacidades de dos padawan de las mismas características en un mismo entorno.
Varios fueron a despedirlo a la plataforma; su amigo Genosuke, Jhir, el cathar y varios más. Kubeki estaba aún en Anzat y Ashken en Dathomir, según se había enterado. Veía de poco en poco a Ken, se veía seguro, pero sabía que estaba en una situación en la cual tenía que demostrarse a él y demostrarle a su maestra de su valía. Y así salieron rumbo al planeta de Telos.
En cuanto entraron al salto hiperespacial, Fahrnerud fue llamado por su maestro al hangar de la nave. Ahí ambos se sentaron uno frente al otro, y empezaron a meditar, a canalizar su vitalidad dentro de ellos. Buscar esa sinergia que necesita el Jedi para con la Fuerza. Ayudarse a encontrar esa paz que los lleva a ser los heraldos de la justicia. Terminando, salieron del salto, Fahrnerud portaba una sonrisa en el rostro, pocas veces había mantenido tanto la concentración, ahora se sentía excelentemente bien.
Ya en Telos IV, en una montaña especialmente grande y llena de vegetación, sus maestros se despidieron e intercambiaron algunos consejos, después partieron. Desde donde se encontraban, podían avistar hasta el horizonte, grandes céspedes e inmensa vegetación. Fahrnerud se despidió de Ken-shi-ro, le deseo suerte y marchó, solo con su sable laser. Más adelante, kilómetros después de perder de vista a su compañero padawan, se acerco a una bóveda de gran vegetación, con el fin de poner en prácticas esa técnica tan interesante de vigorizar a las plantas, tal y como describían los holocrones del templo. Nada parecía ser sencillo, los holocrones lo explicaban tan fácil, pero resultaba ser un poco más exigente de lo que imaginaba.
Con varios intentos fallidos, pero nunca llegando al cansancio o a la desesperación por hacerlo, en una ocasión pudo hacer crecer una flor, una flor tan bella que podía notarse la diferencia con las demás, la flor era roja con pistilos blancos. Se acercó a verla y cuando la tocó, tuvo una pequeña visión, un rostro femenino que lo llamaba por su nombre, era el rostro de una joven de cabello pelirrojo. Momentos después, desapareció su visión; Fahrnerud no podía verse, pero estaba muy sonrojado, éste rostro se le había hecho hermoso, y de algún lado lo había visto. Hizo una especie de nicho con varias piedras, tomó la flor, juntó un poco de tierra, y los movió bajo el nicho, esperaba que cuando volviera se encontrara aún ahí.
Ya había podido manejar por un momento la técnica de las plantas, dando como resultado esa flor de muy agradable aspecto, por lo tanto, Fahrnerud emprendió su misión más difícil; buscar de comer. Ya se había enfrentado antes a animales, pero nunca los había enfrentado para subsistir. Tuvo que aprender técnicas de caza, ya que ningún animal iba a dejarse comer o mínimo dejarse atrapar, y en varias ocasiones terminaba más lastimado que la misma presa, y algunas lastimado pero sin alimento. Aún así no bajo los brazos, y mantenía aquel mismo espíritu de siempre, con esa misma visión de querer ser un buen Jedi. Cuando no podía atrapar algo, buscaba frutas y moras en los arbustos, aunque algunos eran malas elecciones y se intoxicaba, pero sus entrenamientos Jedi lo ayudaban a recuperarse rápidamente. Mantenía su forma física levantando pequeñas rocas como mancuernas. Utilizaba las ramas y raíces de los árboles, para simular su área de obstáculos. Algunas ramas le servían de barra para sus flexiones tanto abdominales como también de pecho. Su trote era parte de su persecución de los animales.
Viajó constantemente a través de la superficie del planeta, desafiando alturas y caminos inexplorados, con el fin de trabajar su lado aventurero. Salto muros de antiguas civilizaciones. Cruzó un lago a nado. Fue perseguido por las bestias del lago. Se aventuró en cavernas, donde se enfrentó a un monstruo de las cavernas, en esa batalla, Fahrnerud ya iba a derrotar a su enemigo, pero guardó su sable de luz y se marchó, dejando a la bestia atrás, podía sentir su mirada de agradecimiento. Eso lo hizo sentir bien emocionalmente. Siguió el camino de la caverna hasta llegar a un recodo, que lo llevo donde podía sentir una brisa gélida, saliendo a la boca de la salida de la caverna pudo observar que había arribado al polo norte del planeta. La aurora lo recibía en su esplendor, los colores bailaban en el cielo, formando bellos arcos de nieve en la bóveda estelar, haciendo juego con las lunas de Telos. Hacía bastante frio, pero Fahrnerud estaba fascinado por el paisaje que ‘veían’ sus ojos, blanco por doquier, cimas de montañas de color gris opaco adornaban aquella postal, pocos animales nativos de aquella tundra Telosiana. Mientras seguía avanzando, se encontró con lo que parecía ser la construcción de un complejo, estaba a cargo de varias mujeres de aspecto albino. Evitó contacto con ellas, ya que prefería seguir solo hasta el final de su viaje, por lo que decidió pasar solo un momento más observando y meditando, luego se marchó. De vuelta a la caverna, encontró el camino de regreso, gracias a su habilidad de ‘ver’ con la Fuerza, ya que se había perdido por unas horas en el laberinto de túneles, donde ya había perdido un día en encontrar el camino. Su viaje terminaba, ya que 8 semanas habían pasado, y su maestro podría arribar en cualquier momento a buscarlo, así que se dirigió a la montaña en la que los habían dejado. Primero pasó por su flor, la cual todavía se encontraba ahí, tierna y saludable; retiro con cuidado la planta, y la llevó consigo hasta la cima del monolito de piedra. Ya en la cúspide, encontró a Ken-shi-ro, también un poco maltratado, pero con muchas experiencias en el camino.
Horas más tarde, arribó el Maestro Smith, para recoger a los padawan. Los encontró sentados platicando sobre de sus experiencias y de sus aventuras. Asombrado, vio el éxito de su joven alumno, ya que se mantenía completo y cuerdo, podía afirmar que se estaba convirtiendo en mejor Jedi, estaba más en sintonía con la fuerza, era mejor persona; es digno portador de la Fuerza.
En el viaje de regreso al templo Jedi, su maestro le preguntó por la flor que portaba, y Fahrnerud le respondió: “Es prueba de que hasta en el momento más difícil y cuando parece que todo va a ser adversidad, la Fuerza responde a tu fe en ella y trae sus recompensas… y son hermosas”.
Pausando el sistema… hibernando el programa.

Inicializando lectura de datos de programa en hibernación…

Volviendo a Coruscant, inmediatamente adornó su habitación con su flor roja y se dirigió enseguida al concilio a dar reporte de lo que hizo en Telos IV. El concilio quedó bien complacido de las acciones de Fahrnerud y lo felicitaron por su actitud para con el monstruo de las cavernas. Después de eso, le dieron el resto del día para su esparcimiento personal, con el cual retomó una de sus tres actividades favoritas, el tocar el banjo en los jardines de la academia. Se acercó a su rincón favorito, bajo el árbol que estrenaba sus recientes hojas, y empezó a tocar una melodía que deleitaba tanto a padawan, como a caballeros y a maestros por igual. Pero Fahrnerud, en su emoción por volver a tocar, no se percató que varias personas se habían acercado a escuchar para ver la interpretación del ‘Miraluka que toca el Banjo’. Cuando terminó su sesión, levantó la mirada para asombrarse que varias personas lo observaban, de entre todas estas personas que lo veían, se encontraba un rostro familiar, un rostro pálido y cabellera pelirroja, pero que venía acompañada muy de cerca de varios miembros del concilio, este rostro ya lo había visto. “Tal vez es una casualidad, será mi imaginación”, se dijo Fahrnerud, el cual se daba cuenta que llegaba tarde a su entrenamiento físico.
Cuando llegó, ahí estaba Jhir, manteniéndose en forma, distrayendo su mente por lo ocurrido a Embrul que aun se encontraba MIA, y ambos sabían que se encontraba bien, que la Fuerza aún no lo había llevado consigo. Cuando se aproximo a ella, ya estaba terminando, solo estaba finalizando unos estiramientos, pero cuando lo avistó, corrió a saludarlo. Aún sentía cariño por él, ya que habían pasado mucho, mucho juntos. Después de un intercambio de palabras y de historias del viaje de Fahrnerud a Telos IV, este empezó su entrenamiento con una pequeña trotada y estiramientos; después un trabajo abdominal, un trabajo en la barra horizontal, el circuito de obstáculos, etc., el trabajo físico que normalmente tomaba para mantenerse fuerte.
Después de eso se dirigió a las duchas, donde se encontró a Genosuke, quien se encontraba viendo que podía hacer con el agua que salía de los grifos. Decidió dejarlo jugar con el agua y se tomo una ducha para poder descansar su cuerpo. Mientras el agua rociaba su rostro, y Fahrnerud agradecía la sensación, se le vino a la mente aquel rostro lívido de su visión, el cual no podía descifrar, y por lo cual, no le prestaba la atención.
Saliendo de ahí se encontró con su maestro, el cual habló con él acerca de sus vivencias en Telos IV, sus avances en la fuerza, su enfrentamiento al monstruo, su forma de alimentación. Su maestro no paraba de reír al imaginarse la forma en que Fahrnerud había logrado alimentarse y encontrado refugio. Pero se encontraba complacido con el desenvolvimiento del padawan en aquellas situaciones. Fahrnerud no terminaba de sentir un gran cariño por su maestro; aparte de que él lo instruía en la fuerza, lo instruía en lo personal. Le daba lecciones de vida que a la larga esperaba poner en práctica.
Varias veces le tocó ayudar en casos de delincuentes comunes en Coruscant, donde ayudaba a localizarlos y aprenderlos. Muchas veces le costaba trabajo poder enfrentarse a ellos. Pero muchas veces los delincuentes trataban de lastimar a Fahrnerud, y no podía descuidar su vida por algo así. Empezaba a entender las enseñanzas de su maestro, tenía que aprender a evitar el confrontamiento.

Semanas después…

Fahrnerud empezó a dedicarse más al arte de la defensa, de la no confrontación. Se mantenía en sus sesiones de entrenamiento con la Fuerza más allá del músculo. Usaba sus ideas antes de los impulsos, planeaba antes de actuar. Su método era: “siempre hay que tener un plan”. Esto le llevó tiempo, pero le ayudó mucho para concentrarse en táctica. Este mes fue pesado para él, se separó mucho se sus amistades, pero nunca de sus diversiones, sus momentos de relajación seguían siendo tocar su música bajo su árbol favorito y recostarse junto a su flor favorita, que se secaba para volver a nacer en la siguiente primavera. Su maestro esperaba siempre paciente que su padawan asumiera su responsabilidad como guardián del universo, pero nunca pensó que se lo tomaría tan a pecho. Fahrnerud siempre buscó hacer las cosas bien, siempre planeó la mejor forma de aprovechar sus entrenamientos tanto físicos como mentales. Su estudio de los libros a los que tenía acceso, donde se escriben relatos donde los Jedi siempre salieron victoriosos cuando planearon antes de actuar, y también, que hay relatos en los cuales se describen batallas donde el trabajo en equipo es más fructífero que el trabajo personal.

Sector dañado… recuperando… mostrando información…

Su maestro viendo los grandes avances que tenía su Padawan, lo llevó al planeta de Ampherides, donde visitaron las ruinas de su anterior hogar, la casa de los Kooladi. Ningún rastro de su familia o de lo que fue, todo se encontraba empolvado y parecía que muchos trabajos en el hogar se habían dejado pendientes. Se podía observar que la naturaleza consumía la casa, uniéndola con el entorno; las raíces de los árboles cercanos y hierbas podían verse traspasando la construcción, aún así la casa se sentía cómoda al parecer de Fahrnerud. Algo que se le hacía raro, nunca había pasado mucho tiempo ahí cuando pequeño, pero le llegaba un pequeño recuerdo de la paz que tenía junto a su familia. El maestro Owen se le acercó posando su mano en el hombro y le sonrió; esto le demostró que su familia no solo es congénita, sino también esta su hermandad con los Jedi, su más cercana y amorosa familia.
Se dispusieron a salir de la casa, donde se encontraron a un Miraluka que se llamaba Krisston Joff, el cual les extendió la bienvenida y les ofreció mostrarles las tierras. Los Jedi accedieron a esto, pues el amable anfitrión tenía buen temple y una amabilidad expresa.
Los llevó a la zona montañosa del lugar. Pasando las partes rocosas, vislumbraron un valle. Ahí, había unas cataratas en las cuales se absorbía mucha paz, además, se respiraba un ambiente donde la gentileza de la Fuerza estaba posada hasta en la más pequeña criatura y vegetación. Su guía les contó una historia que había pasado ya hace mucho tiempo en ese lugar.
Según el relato, la ubicación fue una mina en antaño, donde se encontraban piedras preciosas de gran energía, pero ante la sobre explotación de estos materiales, la Fuerza castigó a los ambiciosos, sellándolos ahí, uniéndolos al valle, causando un vórtice... un vórtice donde se siente la Fuerza, donde un usuario entra en armonía de sus sentidos si se baña con el agua de las cataratas. El cuento fue de interés para Fahrnerud, pero un poco raro al maestro Owen, pero esperaba que su padawan aprendiera mucho de esta experiencia. El joven se acercó a la cascada, dejándose envolver por la brisa que emanaba la catarata. La brisa empezó a actuar extrañamente, pues no tocaba la piel de Fahrnerud, sin embargo, giraba en torno al él. Después de momentos de incierto, la brisa empezó a mojar los ropajes del padawan, enfriando sus emociones y enfriando sus pensamientos de duda; los recuerdos tristes eran remplazados por momentos felices, sus penas se desvanecían convirtiéndose en alegrias. El maestro Owen empezó a percibir este cambio y le pidió a Fahrnerud que se alejara de la caída de agua, algo parecía inquietarse, pero su aprendiz no era dueño en este momento de su cuerpo, iba adentrándose sin detenerse a la catarata; y cuando llegó a la parte más fuerte, fue absorbido por la caída de agua.
Dentro, al recuperar la conciencia, se encontró en una bóveda detrás de la catarata, no se escuchaba más que romper del agua con las paredes de roca, un goteo, y el viento. Su cabeza empezó a moverse rápidamente, como si algo lo estuviera llamando. Algo se metía en su mente para hablarle, algo lo cuestionaba, preguntas confusas. Dentro de la voz se escuchó en Miralukese.

“Aquí no encontrará algo que le interese joven usuario de la Fuerza; aquí solo hay muerte, solo hay vida; esta la pobreza, esta la riqueza; esta la nada, está el todo.”

Fahrnerud volvió a concentrarse, a mantener la calma. Emanaba bondad, emitía luz, su alineación con la Fuerza, además de su fuerza interior. La presencia entendió, y abandonó la mente del joven, pero antes, mostró una visión. Se encontraba en apuros, encontraría alguien que lo ayudaría a vivir. Después, todo se oscureció, para salir de las profundidades de un lago en el bosque.
Nadó para llegar a la orilla, ahí se comunicó con su maestro vía comlink, para después esperar que fuera localizado.
La visión se le había hecho extraña, pero la Fuerza obra de maneras misteriosas se dijo, por lo tanto, se puso a meditar sobre lo que pasó para contarlo a su maestro.
Después de un rato, su maestro llegó por él para preguntarle sobre lo que había sucedido, y le gustó saber que estaba bien y que había obrado bien. -Todas las visiones son cambiantes y significativas-, le dijo: -Las acciones de calma y de armonía llevan a situaciones fructíferas. Donde si uno actúa conforme a la verdad y rectitud, todo saldrá bien-.
En el bosque, el señor Joff se despidió, pues su familia lo esperaba para cuidar los cultivos, pero lo dijo a Fahrnerud que siempre su casa estaría ahí, en medio de los suyos, que la casa de los Kooladi siempre estaría siendo cuidada por ellos y que cuando quisiera volver, ellos lo ayudarían a remodelarla. Este fue el momento en que Fahrnerud decidió que cuando no estuviera en Coruscant iría a Ampherides a descansar en su otro hogar, entre los Miraluka.
Partieron de ahí sin pistas de la madre de Fahrnerud, pero si con experiencias y con nuevas amistades. El padawan ahora sentía desahogado su corazón, sus penas por alguna razón se habían ido con la brisa de la caída de agua. Sabía que todo se solucionaba según quería la fuerza. Estaba preparado para recibir los golpes que la vida estuviera dispuesta a darle.

En las semanas siguientes…

Los días pasaban como gotas de agua en una regadera, eran rápidos y agotadores para Fahrnerud, ya que se dedicaba a entrenar con esmero para que su maestro viera sus avances cuando las piezas se juntaran y él tuviera que pelear, o cuando tuviera que tomar una decisión con sabiduría.
Tanto se juntaba con otros estudiantes en el gimnasio, como también en la biblioteca con los consulares. Su gusto por el atletismo, tanto como por la lectura de historia. En todo destacaba a su manera, tanto equivocándose como acertando en muchísimas cosas. Llegaba a saber y dominar muchísimos temas que los padawans de su nivel ni siquiera sabían que existían.
Un día, saliendo de la habitación de meditación, escuchó entre los pasillos del templo, que se realizaría un evento deportivo para el entretenimiento de los padawans, esto iniciado por Nomi Sunrider, la Maestra Principal del Alto Concilio Jedi, y empezaría el próximo mes.
Fahrnerud dudaba si podría participar, esto parecía ser algo muy emocionante y creía saber que a su maestro no le gustaría tal acción.

Pausando reproducción

Inicializando…

Ya habían pasado algunos días y las inscripciones para la semana de atletismo habían comenzado. Varios de sus compañeros en el gimnasio lo alentaban a entrar, pero Fahrnerud no quería molestar a su maestro con cosas tan banales. Así que les decía que lo estaba pensando todavía, pero era malo ocultando las cosas, muchos sabían que él quería asistir al evento.
Su maestro se había ausentado un tiempo para ir a ver a Kubeki en su entrenamiento, pero llegó dos días antes del cierre de inscripciones y notó que Fahrnerud tenía una cara muy larga, así que le preguntó que era lo que pasaba. Su padawan le comentó del evento y que muchos esperaban su participación, pero que quería primero preguntarle a su maestro si estaba de acuerdo. El Maestro Owen le sonrió y le agradeció que lo tomara en cuenta para tomar decisiones, pero que si lo hacía el concilio estaba bien y que pudo haberse inscrito sin preguntar, pero que aún así era bueno lo que había hecho, ya que es mejor saber las opiniones de los demás y en qué modo van a afectar las cosas antes de la toma de decisiones.
Fahrnerud con permiso de su maestro se dirigió a las inscripciones en el gimnasio, sus compañeros estaban ahí, Jhir ya se había inscrito hace días, y estaba muy contenta de ver a su amigo, verlo de que iba a poder competir.
Días después, los primeros y únicos juegos de la fuerza comenzarían.
La competencia inició con un discurso de la maestra Sunrider, un discurso donde alentaba a los padawans a demostrar sus capacidades adquiridas en el templo y a demostrar su compañerismo con los demás. Así con algunas palabras más, se dio por iniciado el evento, donde la mayoría de las competencias estaban siendo dominadas por 3 padawans: Vima, Tzadar y Fahrnerud.
La destreza y sabiduría de Vima la ayudaban a pasar por los acertijos más complicados y las trampas más elaboradas. Tzadar, un Togruta que competía por parte de la academia de Dantooine, era asombroso en velocidad de reacción con la Fuerza y su rapidez en rechazar disparos blaster. Fahrnerud, por otra parte, exhibía sus atributos de fuerza y resistencia, estos, lo ayudaban a sobrepasar las pruebas contra las situaciones más extremas, su ingenio, para salir de los aprietos más imaginativos demostraba que su inteligencia era de bastante aprecio para los maestros. Los tres padawans destacaban de entre los demás competidores, se habían ganado el respeto y el cariño de los presentes.
Las pruebas continuaron pero solo ellos habían calificado a la última instancia, ya que Jhir había sido descalificada en una escalada de pared por Tzadar, quien parecía cabra montañesa subiendo por la pendiente. Se había construido una especie de arena, donde había algunos aparatos y obstáculos, pero en su mayoría, no parecía algo para una carrera. La maestra Sunrider les explicó que ahí habría un enfrentamiento, pero entre ellos, para saber cuál de ellos merecería la victoria en estos “juegos de la Fuerza”.
Los tres se miraron los unos a los otros, no parecía ser algo normal que harían los Jedi y mucho menos algo que haría el Alto Concilio. Vima se acercó a los jueces para pedir su retiro de la competencia, explicaba que su prueba había acabado ya. Fahrnerud iba a secundarla, pero cuando volteó alrededor alcanzó a distinguir a Jhir alentándolo a pelear y conseguir una victoria. Esto lo inhibía, trataba de evitar la presencia de la mirada de su amiga, pero mientras más volteaba, más encontraba miradas de sus demás amigos, todos ellos alentándolo a ganar.
Tzadar y Fahrnerud aceptaron la afrenta, y los dirigieron al centro de la arena. Los nervios consumían al Miraluka, sabía que algo no estaba bien, se preguntaba porque estaba haciendo eso, porque hacía algo que no sentía que estuviera del todo bien. Mientras él se bañaba en si propio sudor, Nomi pronunció unas bellas palabras a los combatientes y les deseo mucho éxito. Y así, sonó la alarma que daba por iniciado el combate.
Tzadar fue el primero en aprovechar la ausencia mental momentánea de Fahrnerud, pegó rápido y fácil, el Miraluka solo sentía el cimbrar de sus músculos ante los impactos de los puños del Togruta. Se sostuvo en él mismo, tomó fuerza, empuje desde sus entrañas, determinación en su aspecto y contraatacó. Los golpes de Fahrnerud eran violentos y letales, a diferencia de él, Tzadar era más delgado y menos corpulento, por lo tanto los golpes acertados en su cuerpo repercutían demasiado. Esto obligó a Tzadar a volver a tomar su espacio, la velocidad era lo de él y se había entregado a una golpiza cuando pensó que podía sorprender a Fahrnerud.
En estos momentos Tzadar ideo un plan y se dirigió a la pista de obstáculos, lanzaba objetos del piso a su oponente con su uso de la Fuerza, los cuales eran esquivados o destruidos por los impactos de la Fuerza de Fahrnerud. Ya en los obstáculos, Tzadar combinaba su habilidad para esconderse con su destreza inherente de cazador. Lanzaba golpes furtivos a los costados del cuerpo de Fahrnerud e instantáneamente se desvanecía entre los obstáculos. El joven Miraluka parecía perdido, varios de sus amigos junto con Jhir le pedían que saliera del área, pero él se mantenía inmóvil en el centro recibiendo los golpes.
Después de varios impactos, Tzadar cayó al suelo, puesto que Fahrnerud lo había esquivado con un salto acrobático. Aquí fue donde el joven Miraluka pondría una gran fuerza a su ataque para dar una embestida con una patada en el estomago de Tzadar. El Togruta se veía muy mal, parecía mareado.
“Me ofendes Tzadar, pensé que sabias que los Miraluka podemos ver lo que los demás no ven, y los rastros de tu uso de la Fuerza me ayudan a leer ahora tus movimientos”, dijo Fahrnerud con una sonrisa de travesura antes de dar un golpe certero al parietal de Tzadar, noqueándolo instantáneamente.
El vitoreo por parte del alumnado de la academia de Coruscant eran ensordecedores, la victoria era definitiva, Fahrnerud era el campeón de los juegos de la Fuerza. Los Maestros trataban de hacer silencio, todo era alegría, todo era festejo. Fueron 5 minutos en los que todos festejaban, todos menos Fahrnerud. Nomi Sunrider se levantó de su asiento aplaudiendo y pidió silencio.
“Muchas felicidades muchacho. Gran batalla, gran desempeño, gran entrega… pero grande es el entrenamiento que deben de seguir inculcándoles sus maestros”, todos callaron inmediatamente, estaban asombrados de las palabras de Nomi. “Saben muy bien que los Jedi no nos enfrentamos a menos que sea por un duelo a sable de luz, y el que verdaderamente sería el ganador sería el que evitara la confrontación, en este caso, Vima Sunrider”. Todos aplaudieron, Fahrnerud lloraba, al acabar la batalla se había dado cuenta de su error, se había dado cuenta de la trampa en la que habían caído Tzadar y él, y Vima había ganado y ella ni cuenta se había dado. Ella solo sonreía, se veía sonrojada y recibía en reconocimiento un atuendo nuevo y varios créditos de la república con fines libres.
Entre los aplausos y los silbidos, Fahrnerud se retiraba a las regaderas entre lágrimas y respiraciones profundas; sin pena ni gloria, sin abrazos ni cariño, humillado… él mismo. Saliendo de las regaderas se encontró a Vima, ella tan bella y sonriente como siempre, y él, tan torpe y sin habla para con ella.
“Sabes Fahrnerud, yo digo que lo hiciste fenomenal”, dijo tiernamente y posando sus labios en la mejilla izquierda del joven. Dio media vuelta y empezó a irse sin mirar atrás, brincaba de alegría cual niña recogiendo flores. Fahrnerud, sin reacción, se sentía reconfortado.
Días después del evento, Jhir había intentado enmendarse con Fahrnerud, se sentía responsable de aquella escena, pero el Miraluka se encontraba bajo su árbol favorito, con su planta de pétalos rojos, con su música que lo llenaba en lo más adentro de su alma, estaba tranquilo, algo había disipado aquella sensación de derrota, algo lo había suplido por mariposas en el estomago. En realidad, ese algo era un alguien.
Una noche, alguien entró a la habitación de Fahrnerud, venía a decirle que partirían a una misión en una hora. El Padawan buscaba la cara de su maestro, que algún otro miembro de la hermandad de los Jedi viniera a decirle algo así lo dejaba mal parado. Encontraría a miradas rápidas a su maestro en el pasillo continuo de la habitación, se encontraba serio, algo parecía perturbarlo. Fahrnerud se mostro renuente a partir ante esto, siempre buscaba la aprobación de su maestro ante nada; pero era orden del alto concilio Jedi, tenía que ir para continuar su entrenamiento. El personaje que iría con él, sería el caballero Jedi Xodrak Macuum, un Chagrian alto y corpulento, se veía imponente. Este le explicaba mientras Fahrnerud se preparaba que su misión sería al planeta de Hapes.
Cuando Fahrnerud se había terminado se vestir y tomar sus pertenencias, pudo sentir un vacio, no podría despedirse de sus amigos, ya tomaba sus despedidas como de buen presagio, y en esta ocasión ninguno de ellos se enteraría que se fue hasta que no lo vieran en los entrenamientos.
Saliendo al pasillo su maestro le dijo: “Me gustaría ir contigo Fahrnerud, me gustaría que fueras en una situación menos difícil, pero así son las cosas. Vas a ir a Hapes a una misión diplomática, la situación es un poco tensa, pero confiamos que la presencia de un joven ayude a que perciban que todos los niveles de los Jedi se preocupan por la paz de los sistemas. Trabajaras así también tus vías diplomáticas, para ser un Jedi más completo”. Todo esto con un tono de voz un poco serio, no tan convencido. Fahrnerud sabía que lo de él no era la diplomacia, era muy tímido y le costaba trabajar sus conversaciones. Sentía que sería una misión complicada. Empezaron a caminar a la zona de naves para partir.
En dirección a la zona de hangares de la academia, mientras veía en el jardín su árbol, ahí, quieto y paciente, sereno, calmado; le transmitía todo eso a Fahrnerud. Se despidió de él en esencia mientras tomaba su banjo con su mano izquierda. Más adelante, mientras se enfocaba en hacer un buen papel en la misión, se encontró a Vima, sentada en una jardinera, con un abrigo gris y acomodándose el cabello, estaba esperándolo, como sabiendo que él estaría ahí esa noche, pasando por ese pasillo hacia esa dirección, como con el conocimiento que partiría esa noche a esas horas.
Se levanto de su asiento y se puso en el camino de él, le tomo de las manos y le dijo. “Toma Fahrnerud, te cuidará, y que la Fuerza te acompañe”, le dio un beso en la misma mejilla que la anterior ves, lo miró fijamente, le otorgó una hermosa sonrisa y se marchó. Entre las manos de Fahrnerud se encontraba un dige hecho a mano, probablemente manufacturado por ella misma. Lo acomodo junto a su piedra, estaba sonrojado y no podía darse cuenta.
Levantó la mirada, apreciando esa hermosa imagen: “Cuídate tu también Vima, te veo pronto”, susurró Fahrnerud a él mismo, mientras su maestro lo miraba inquisitivamente y Xodrak lo apuraba.
Así, se dirigieron a la nave que los llevaría a su misión en Hapes. Antes de subir a la nave, Fahrnerud tomo de la cabeza a su maestro uniendo sus frentes. “Nos veremos pronto maestro, despídase por mí de mis compañeros, cuídese mucho, y que la Fuerza lo acompañe”. Le dio un abrazo a su maestro y subió a bordo del caza Jedi. Guardó sus cosas en el compartimiento de carga y se posó en su asiento y miró por la ventana mientras el caza Jedi se alejaba de la academia y de Coruscant. Una nueva aventura le esperaba y ya quería regresar para poder ver de nuevo a Vima.

Terminando transmisión de datos.
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Fin de la parte 1/2
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Malefico

ok solo dos cosas, laprimera cuales ojos y la segunda, no veo claro como es que la pudo ver jojojojojojojo

no es cierto con lo segundo, pero la verdad esta bien la historia, no habia podido leer antes los post que aqui se pusieron, pero la verdad esta bastante bien redactada la historia, no se de donde sacaste lo de fin de la transmicion y todo eso pero le da un toque muy unico, solo una cosa mas por aclarar, la cascada donde se metio pues solo te podre decir que si fue disipado algo de sus sentimientos pues si siento como que en cierto momento fue un momento casi emo, explico esto es por el hecho de que le advierten del peligro y dice "me vale madr..." de ahi si siento como si se sintiera superman, pero el hecho de mantener una meditacion tambien cuesta, lo cual esos sentimientos lo planteaste bien al poner que los malos recuerdos te pueden llevar a malas vivencias pero donde manda el corazon es cuando todo se puede volver a solucionar, con esto es para que pues tambien veas que las preocupaciones apesar de ser parte de la vida de un jedi no se tiene que dejar llevar tanto por ellas, pero si tenerlas en cuenta, me gusto la narracion de la primera parte y no le encuentro modificaciones que se le tengan que hacer, espero poder leer la segunda parte aunque me quede como hoy hasta las 2:46 de la madrugada leyendo jejejejeje, eso es para todos

Atte. Yo

Citación :

explico esto es por el hecho de que le advierten del peligro y dice "me vale madr..." de ahi si siento como si se sintiera superman..."

Jojojo,esta mal logrado entonces la redacción, porque no es por eso que se mete, la catarata lo absorve a él, lo jala de manera misteriosa (la Fuerza manipuló su cuerpo para enjuiciarlo del porque andaba ahi).

También pues no es tan emo, si en parte como todos, pero pues él entiende que todas las formas son cambiantes, pero pues él ve como gira el mundo y piensa que debe de ser meticuloso con respecto a las practicas Jedi... bueno, hasta que llegó Vima =D

Por otro lado, no se de cuales ojos dices, pero pues dime mas o menos con un quote donde pa modificarlo, hay cosas que las hacia en la noche y pues se me ha de haber escapado por ahi.

Maléfico

bueno aqui aclaro esto para que no se preste a mal, el hecho de que se metiera sin hacer caso es por el hecho de que me gusta ver que lo pongas como que alguien con tal poder (eso se ha visto en las narraciones) sea tambien alguien vulnerable, con lo de los ojos pues tu descuida que eso fue una bromita como lo de tirame spot y que me dices que no ves claro XD

Este es uno de los nuevos fragmentos de la historia de Fahrnerud a través de los 3 años que estuvo viajando y entrenando en la galaxia.
A partir de ahora, Fahrnerud se encuentra en camino al Planeta de Hapes. Nadie sabía lo que iba a pasar... ni como es que se desarrollaría todo.

Empecemos
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Comenzando transmisión de datos… ingresando al archivo: “Misión: Hapes”

El viaje había sido largo, las horas se habían pasado eternamente, pero no para Fahrnerud, quien había viajado entre meditaciones, en concentración, preparándose, manteniendo la disciplina. Quería hacer un buen trabajo, quería que la misión fuera exitosa. Tomaba su medallón de los Kooladi, el amuleto de Vima y su piedra, miraba al túnel del hiper-espacio, recordaba el beso en la mejilla que apenas hace algún tiempo le habían dado.

Cuando salieron del hiper-espacio, el Padawan no pudo evitar lo asombroso que era el paisaje del planeta. Lleno de vegetación, lleno de agua; un planeta lleno de vida. Mientras más se acercaban a la superficie del planeta, las montañas y las lagunas se volvían más y más asombrosas, mientras en el horizonte se erguía un gran palacio de piedra brillante, con esculturas y torres de varias formas y tamaños. Se acercaban más y más; podían avistar que el palacio se encontraba rodeado de viñedos que eran atendidos por mujeres hermosas; bestias magnificas ayudando al arado y niños que jugaban en los jardines que contenían rosales y árboles frutales. Hasta que llegaron a una zona de aterrizaje en los campos de la ciudad real de Kodonur.
Al descender de la nave, nadie se acercó a saludarlos, ni a recibirlos, ni si quiera a dirigirles una mirada alegre. En cambio, eran aspectos de repugnancia, de odio, de discordia. Fahrnerud no sabía qué era lo que pasaba, porque la gente los trataba así, porque la imagen de los Jedi era ofensiva para ellas.
Xodrak pudo percatarse del impacto que esto generaba en el joven padawan, así que decidió contarle lo pasado para que no dijera de más, o que no pasara algo que pudiera arruinar la misión, la cual era evidentemente más frágil de lo que le habían contado.

-Ya hace algún tiempo, este planeta fue hogar de varios desalmados piratas. Aquí, se resguardaban para evitar la ley, y también para tener a sus familias. Pero un día nosotros, los Jedi, los buscamos para llevarlos a la justicia, pero se defendieron muy bien… Eso ocasionó que fuera imposible llevarlos diplomáticamente. Ahí perecieron todos en una ola de suicidios en masa. Y en Hapes, solo quedaron sus mujeres, sus hijos y sus ancianos. Nunca nos enteramos de esto, ellas estuvieron en el planeta esforzándose por sobrevivir hasta hacer de este un planeta prospero y lo gobierna la Reina Madre, en estos momentos la Reina es Shri Adamaru Matha. Al igual que se convirtieron en un planeta muy rico, también enriquecieron su desprecio hacia nosotros, por haber matado a sus hombres y haberlas hecho pasar un momento tan difícil.
Venimos ahora con la encomienda de traer a Hapes a la Republica, al igual que traer a la Republica a Hapes. Es una difícil situación, pero ya hemos avanzado las pláticas, y la Reina está dispuesta a dialogar directamente con nosotros gracias a la ayuda de su consejera, la chamán Adallud Oharih. Ha sido de gran ayuda para poder acercarnos tanto en la diplomacia. Pero hay que estar vigilantes, estamos en una situación hostil, pero todo saldrá bien-, decía el caballero Macuum mientras atravesaban el cesped Hapesiano rumbo al palacio.
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Maléfico

Quiero mas, esa historia esta bien y quiero mas!!!!!!!!!!!!



Atte. yo

Otro fragmento de la segunda parte de la Historia de Fahrnerud.

Enjoy It!
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Avanzaron con determinación hacia el bello Fountain Palace de la Reina Adamaru Matha. El camino era muy pesado, las miradas de discordia golpeaban en el corazón de Fahrnerud. Él esperaba que pronto se resolvieran las cosas y los malentendidos. La gente los insultaba, había algunas otras que eran capaces de interponerse en su camino para agredirlos, pero ellos nunca respondieron a agresiones, solo continuaron caminando, atentos a que los ánimos no empeoraran.
Cuando al fin llegaron al palacio, la guardia real los protegió de la multitud los guió por los pasillos donde había pinturas hermosas y esculturas de personalidades históricas Hapesianas, después, los introdujeron al salón de reuniones. Éste, estaba lleno de trofeos de caza, de artesanías y de armas primitivas. Todo era adornado por piedras preciosas y detalles en oro. Desde las molduras de las sillas, hasta el techo de la habitación era parte de una obra de arte, los sillones eran cafés de piel natural, los adornaban almohadas blancas con dibujos antiguos que narraban pasajes de la historia de antaño en Hapes. Al final de la habitación se erguía una puerta de ébano inmensa tallada finamente, adornada con el escudo de armas de Hapes. Se podía ver que las mujeres de este planeta tenían un verdadero paraíso y amplias riquezas.
Xodrak y Fahrnerud esperaron unos minutos mientras daban de vueltas por la habitación, hasta que la puerta de ébano se abrió, por ella, pasaron varias guardias distinguidamente vestidas, y atrás de ellas, una mujer con atuendos rúnicos, era la chamán Oharih.

“Bienvenidos a Adamaru Matha’Dan, la capital de Hapes, mis amigos Jedi, les doy la más cordial de las bienvenidas a Fountain Palace, hogar de la bien amada Reina Adamaru Matha”, exclamó con emoción Oharin, quien les dio señas de que se sentasen en los sillones, y continuó mientras ellos aceptaban la invitación. “La Reina vendrá en unos momentos más, arregla ante el consejo lo que hablará con ustedes. Ante todo, siempre debe de haber dialogo entre el reinado y los súbditos”. Hizo una pausa y luego continuó. “Deben saber que la Reina está muy complacida de que un Jedi tan joven venga a dialogar y armonizar con nosotras. Todo va a estar bien joven Jedi. La Reina es una mujer gentil y noble, así que no dude que usted le va a agradar mucho, espero que sea recíproco”.

En eso, sonaron algunas trompetas y algunos tambores mientras la puerta se abría completamente. Se asomaban varias doncellas hermosas, algunas guardias, algunas mujeres de vestidos formales; presumiblemente del consejo, y al último:
“¡Todos de pie para recibir a la Reina Shri Adamaru Matha, protectora y madre de Hapes!”, dijo la heraldo de la corona. Seguido de esto, entró la figura de una mujer joven, bella y con atuendos blancos de seda fina, una corona no muy ostentosa pero si de gran manufactura. Portaba joyas de gran valor en cuello, manos y cabello. Su piel era trigueña y de ojos verdes, cabello platinado y bella figura.

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Maléfico

QUE ES LO QUE QUIERE EL PUEBLO!!!!!

MAS DE LA HISTORIA!!!!!!!!!!!!!!


Atte. yo

Continúa la gran aventura de Fahrnerud.
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Ambos Jedi se pusieron de pie. Fahrnerud podía ver un aura de bondad en la Reina. Xodrak presentó a ambos, ya que el padawan se encontraba anonadado por la entrada y la belleza interior de la matriarca Hapesiana.
-Por favor siéntense amables y nobles Jedi; lamento la demora y el tipo de recepción que les ha dado mi pueblo. No es excusa, pero no hay buenos recuerdos sobre la anterior participación de la orden Jedi y por parte de la Republica en mi nación-, dijo en tono amable y sincero la Reina Adamaru Matha. -Por favor, si gustan dar un recorrido por el palacio antes de la diplomacia me harían muy feliz; y más si puedo pasar un momento junto con ese apuesto joven callado que está aquí-.
Esto sonrojó a Fahrnerud, la Reina lo miraba bellamente. Ambos aceptaron, pero el Miraluka no se movía de su lugar, estaba nervioso, tanto que Xodrak tuvo que moverlo para que empezara a caminar. En el grupo de personas iban Oharin, la Reina y ambos Jedi; seguidos de cerca por la escolta de la matriarca Hapesiana.
Pasaron por la gran puerta de ébano, y atravesaron un pasillo que contenía más pinturas y jarrones de valores incalculables. Oharin los dirigió a un ventanal que los sacaba a un jardín que era compuesto por unas columnas y arcos de mármol burdos. Ahí se dice que fue el lugar donde llegaron los primeros colonizadores de Hapes. Fahrnerud estaba encantado con el paisaje, la amabilidad de la Reina y la atención de Oharin.
Siguieron caminando y pasaron por fuentes hermosas fabricadas enteramente en jade, y miradores con estatuas de ónix que apuntaban a los grandes lagos, los cuales contenían garzas, patos y algunos peces. Al horizonte, se vislumbraba Gunth Valour, la montaña más alta de Hapes, llena de nieve y una niebla que ocultaba la punta del gigante de piedra. Una de las lunas de Hapes adornaba el paisaje.
-¿Le gusta mi planeta joven Jedi?, me he percatado de su fascinación por la naturaleza y veo que este ecosistema le agrada mucho-, le dijo la Reina a Fahrnerud.
-Es algo hermoso Hapes, tanta vida, tanta alegría; es impresionante. Y si, me gusta la naturaleza. En la academia tengo un lugar especial para mí, es donde hay un gran árbol que da una sensasión reconfortante. También en ese lugar, he colocado una flor que hallé en una misión-, respondió el Padawan. La Reina Adamaru le sonrió y continuaron caminando por los jardines del palacio.
El caballero Xodrak, Oharin y la Reina dialogaban sobre aconteceres en la galaxia y sobre su actualidad, mientras tanto, Fahrnerud admiraba las esculturas y los animales que habitaban el lago.
Cuando regresaron al palacio, la Reina se dijo cansada para empezar las negociaciones, pero que los esperaba en la noche a la cena de bienvenida a los Jedi. Ambos accedieron a la invitación, tenían que acercarse a la Reina para poder convencerla de que el camino de la paz era el adecuado, y entrando en su círculo podrían hacerlo más fácilmente.
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Maléfico

La comida con la Matriarca Adamaru comienza, y lo que es un bello festín, puede convertirse en una experiencia con mal sabor de boca.

Continuemos
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Al caballero y al Padawan los enviaron a su habitación, la cual estaba situada en una de las torres del palacio. En ella había un balcón en la cual se podían ver los lagos y el Gunth Valour. El interior era adornado por ventanales enormes que llegaban a la parte alta del techo, se podían ver las nubes, las estrellas y lunas de Hapes. Habían un par de camas cómodas y suaves, con cobijas y cobertores de muy finas telas; guardarropas de ébano y vasijas con bellas flores. Estaban muy cómodos y podían descansar del viaje finalmente. Fahrnerud pasó gran parte del tiempo libre meditando en el balcón, respirando el aire puro, armonizando con las aves que trinaban al hacer nido en los árboles.

Pasó el tiempo hasta que el Padawan decidió darse un baño agradable con unas esencias y bálsamos exóticos que les habían proporcionado el servicio personal de la Reina. Cuando se dispuso a vestirse, tomó sus prendas de Ossus para vestirlas en esta ocasión tan especial; quería llegar con una presentación impecable a la cena. La Reina Adamaru Matha había mostrado gran amabilidad hacia a él, así que quería dar una buena impresión. Xodrak bromeó con él, ya que el muchacho no tenía cara de ser de las personas que se arreglaban para algo. Tiempo después, llegó la heraldo de la reina para avisar que la cena estaba lista y ella los escoltaría al comedor real. Xodrak se notaba nervioso, se comunicó telepáticamente con Fahrnerud para hacerle saber que sentía un disturbio en la fuerza, que algo no andaba bien, algo no le daba buena espina.
Cuando llegaron, todo estaba preparado, la comida, los arreglos, las cortinas, las luces, las columnas, la vista que daba al lago. Todo era hermoso a la vista; los colores carmesí y los detalles dorados, las pinturas al oleo y las esculturas de mármol. La silla principal estaba vacía, la reina aún no llegaba, pero Adallud ya se encontraba ahí para recibirlos. Acomodó a los Jedi en los lugares más próximos a la reina, no quería que se sintieran distantes a ella. Las sillas despedían aún el olor de los bosques Hapesianos, eran hechos con madera y elaborados con un toque exótico nunca antes visto.
Adallud se acercó a ellos y les comentó. -Iré a buscar a la reina, es probable que necesite mi ayuda o que me requiera para algo-, y así partió.
Pasaron algunos minutos a solas, en los que fueron entretenidos por bella música de arpas y de grupos de cuerdas, cuando de pronto se hizo el silencio y unos violines acompañaron la entrada de varias damas de honor y seguidas de ellas, la Reina, quien iba vestida con un atuendo blanco con costuras de oro, acompañada por un cetro dorado y su joyería ostentosa en jade, diamantes y rubís. Se colocó a un costado de su silla y exclamó:

-Que esta comida y esta compañía que tenemos, traigan consigo nuevos tiempos, tiempos de cambio, tiempos de paz-

Se dispuso a tomar asiento, e inmediatamente Fahrnerud sintió un disturbio en la Fuerza, inmediatamente tomó su sable de luz, y alcanzó a ver como Xodrak detenía un disparo de blaster dirigido a la cabeza de la Reina. La música se detuvo, una lluvia de disparos cayó sobre el comedor, derribando a cada uno de los presentes en el comedor, era una masacre. El joven Padawan se defendió con su sable de luz y utilizó la Fuerza para cubrir a la Reina Adamaru y a Xodrak con una de las estatuas de mármol, por lo mientras, él se deslizaba detrás de una de las columnas esquivando la ráfaga de los rifles del enemigo. El fuego venía desde el ventanal, Fahrnerud podía ‘ver’ todo a su alrededor, su visión a través de la Fuerza le permitía observar que el caballero Jedi y la matriarca se encontraban bien, y que algunas entidades se movían afuera del comedor, de entre ellas un droide de batalla y una torreta móvil. Fahrnerud respiraba hondo, y se sentía tranquilo, -Todo estará bien-, se decía a sí mismo.

-Fahrnerud, se que puedes verlos, ¿Cuántos son?-, escuchó en su mente al caballero Xodrak.
Dio una rápida mirada hacia el ventanal y dijo, -Son 5 humanoides, un droide de batalla y una torreta móvil-.
-Encárgate de los humanoides, cuando termines, yo me ocuparé de la artillería pesada-, dijo el Chagrian.

El Miraluka no reveló su posición, pero al poder ver sus esencias, ubicó el arma de su primer objetivo. Usó su habilidad para mover los objetos en el arma para jalarla y después redirigirla hacía su dueño golpeándolo en la cabeza para noquearlo por el impacto. Su siguiente objetivo, llevaba puesto un cinturón pesado, parecía traer algunos dispositivos explosivos; tiró del cinturón con su misma habilidad de la Fuerza, arrojándolo en dirección al lago. A otro de los humanoides, lo tiró hacia él por medio de las botas, arrastrándolo por el comedor; llegó hasta el Padawan, quien vio que era una mujer Hapesiana. Dejó caer sobre de ella una estatua para dejarla inconsciente. Esto lo hizo empezar a creer que la situación iba a ponerse peor, ya que se encontraban en el palacio y eran atacados por las mismas habitantes del planeta. A su cabeza empezaron a llover preguntas, las cuales no tenía tiempo para contestar.
Las mercenarias decidieron movilizarse para evitar ser sorprendidas por los Jedi. Pero el Padawan ideó algo para evitar ser flanqueados. Salió de su escondite con una pirueta al ras del suelo, lanzó la mesa del comedor y las sillas con un golpe de la Fuerza. Saltó entre todos los objetos para usarlos como protección contra los disparos de sus enemigas. Astillas y maderos en llamas caían al suelo, mientras, Fahrnerud caía ileso para entonces atacar a una de las mercenarias cercanas. La despojó de un cinturón de granadas con la Fuerza, destruyó su rifle con su sable de luz y le golpeó la cara con la rodilla para dejarla inconsciente. Se lanzó de nuevo a los restos de la mesa con el fin de buscar de nuevo protección. La mesa se quebró por la mitad, y de ella salió Fahrnerud con varias piruetas, gracias a estas, pudo evitar el fuego del droide y de la torreta para llegar a la última mercenaria. Esta sacó una granada y la activó, pero Fahrnerud se la quitó con la Fuerza, lanzándola hacia el aire, estalló en el cielo aturdiendo a la mujer, el Padawan únicamente la golpeó con el pomo de su sable de luz en la nuca para dejarla fuera de combate. Volteó a ver al droide de batalla y a la torreta, se encontraba a merced de ellos, pero inmediatamente Xodrak salió con su sable de luz para destruirlos rápidamente.

La reina salió del comedor asustada, veía a sus súbditas recostadas en el suelo, inmóviles, después dirigió su mirada a los Jedi, de ahí, a las mercenarias inconcientes. De pronto, voló la puerta del comedor violentamente llamando la atención de los tres. Del arco de la puerta, se asomó Adallud seguida de varias guardias. Fahrnerud sintió gran presencia del lado oscuro en la chamán, se puso al frente de la Reina en posición de defensa para protegerla.

-Veo que es verdad lo que dicen de los Jedi, aún cuando todavía unos niños son hábiles y temerarios. Me he equivocado en menospreciarlos. Vivirán lo suficiente para ser testigos del cómo destituyo a Shri-, dijo Oharin con tono macabro.
-Pero, ¿Qué es todo eso Oharin?, pensé que eras mi amiga, hermana de Hapes, ¡Hasta aliada de la Republica!, ¡Quisiste que los Jedi vinieran, me convenciste de aceptarlos en mi palacio, y ahora, ¿esto?!-, cuestionó la Reina ofendida.
-Nada personal Shri. Pero tu tiempo de gobernar expiró, es tiempo de uno nuevo y tiempo para eliminarte-, respondió Oharin, quien se dió media vuelta para dar señal a sus guardias para atacar. Estas, tomaron sus armas, apuntaron a la Reina y a los Jedi, Oharin se retiró, Fahrnerud no podía quedarse sin hacer nada. Cuando les iban a disparar, el Padawan las golpeó con la Fuerza para mandarlas por el arco de la puerta. Seguidamente, Xodrak colocó la puerta en el marco su lugar para evitar que volvieran a entrar las guardias.
Se escucharon pasos en las escaleras del mirador, el sonido provenía de más guardias, pero correspondían a la guardia personal, fiel a la Reina Adamaru Matha. La comandante le informaba a la matriarca que el palacio estaba siendo tomado por fuerzas militares lideradas por Adallud, quien organizaba el golpe de estado. La comandante traía consigo un vehículo anfibio que ayudaría a sacar a los sobrevivientes del ataque al palacio, para así dirigirse a las montañas. Shri se mostró renuente a abandonar el palacio, pero estallidos y disparos de blasters la regresaron a la realidad, todo estaba perdido, en el asta de la torre, la bandera con el símbolo real se encontraba en llamas. Lágrimas brotaban de los ojos de algunas, Shri las abrazó y dijo, -Una bandera es un símbolo, pero el pueblo es la verdadera nación-. Todas se repusieron con una sonrisa, portaban un semblante más tranquilo. Tomaron a las mercenarias como prisioneras, subieron todos al vehículo y se dirigieron a las profundidades del lago de Hapes.
Fahrnerud miraba hacia el palacio, lentamente iban sumergiéndose en el lago dando la ilusión de que este se alejaba. Se puso alerta a lo que pudiera venir, se preguntaba si volvería a Coruscant, si vería a sus amigos otra vez. De pronto, se acercó Xodrax.

-Ya he mandado una señal hace unos momentos al droide de la nave, esto para que salga del área de peligro y sobrevuele Hapes, también para planear de nuevo las cosas y encontrar un lugar seguro donde quedarnos-, le dijo al Miraluka. -Lo has hecho bien muchacho, te robaré alguno de esos movimientos, no todos, tal vez no tenga la misma destreza para hacer piruetas como tú. Con razón tu maestro habla tantas cosas de ti-.
Fahrnerud asintió con la cabeza y sonrió levemente al escuchar de su maestro; aún podía sentir que su corazón latía agitado. Comenzó a estar convencido, que esto no era una derrota ni una victoria, sabía que esto era grave, necesitaban ayuda del concilio, de amigos, esperaba que la Fuerza los guiara.
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Continuará
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Maléfico

Muy buena la historia, y por lo que veo solo falta terminar esa guerra pues ya empezo, me intriga el saber como se sucitaran las cosas y sobre todo como es que sobrevivira a todo eso pues estara en juego muchas cosas.

Bueno sin mas por el momento me retiro

Atte. yo

El palacio de Adamaru Matha'Dan ha caido. Hapes se encuentra en el inicio de una de las guerras civiles del universo jamás contadas.

Continuemos
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Navegaron largo rato por corrientes y canales hasta entrar a unas grutas oscuras. Se detuvieron allí para aguardar por noticias del exterior, para recibir informes sobre los eventos subsecuentes al ataque al palacio. Pasaron algunos minutos de incertidumbre hasta que algunos reportes llegaron al transmisor del anfibio; las noticias que recibieron no eran placenteras. Decía:
“Se dice que los Jedi manipulan a la Reina”, “La chamán Oharin está organizando un frente para crear un nuevo matriarcado”, “La República y la orden Jedi ha vuelto a insultar al pueblo de Hapes” “Se ofrece recompensa por las cabezas de los Jedi”.
Shri se levantó para abrazar a sus guardias. Las apretó fuertemente y dijo, -Sean valientes mis niñas. La determinación que nos llevó a sobrevivir, nos ayudará a sobrellevar esta situación-. Varias de las guardias vitorearon a la Reina. Quien transmitía bondad y ánimo con una bella sonrisa.
Trazaron curso para viajar con destino al cauce del Zhan Tehlar, uno de los ríos principales de Hapes. Se dirigían a una estación militar de la guardia real. Ahí se encontraba una de las capitanas más leales a la Reina; la Capitana Loresh Ta’a Chume, ella tal vez pudiera convocar al apoyo de otras fuerzas militares para el restablecimiento del Matriarcado.

El viaje no fue prolongado, pero cuando llegaron a la bahía, la estación estaba destruida. Humaredas provenían de las barracas, y cuerpos de mujeres calcinados yacían en el suelo. Los cadáveres portaban insignias casi imperceptibles por el paso del fuego pero identificarlas aún era posible. Era la insignia del batallón de Ta’a Chume.
Aseguraron el perímetro y revisaron el área, no había rastro del grupo que efectuó el ataque. Fue un trabajo de alguien más capacitado que simples mercenarios, fueron rápidos, efectivos; todo indicaba que era trabajo de caza recompensas. Varias empezaron a recoger los cadáveres y otras a revisar lo que quedaba del campamento, mientras, Fahrnerud miraba detenidamente el escenario en busca de pistas, algo faltaba.

-¡Falta la capitana Ta’a Chume, se la llevaron!-, gritó el Padawan, quien corrió hacía el bosque.

El Miraluka se dispuso a seguir el rastro de la capitana, podía ver el sendero que iba emanando su esencia. Corrió desesperadamente por alcanzar a la unidad que secuestró a la Capitana Ta’a Chume, ya que podía sentir que Loresh se encontraba herida de gravedad.
Pasaron momentos en los que no podía ver físicamente al enemigo. Empezaba a llover, y la vida de la capitana se esfumaba. Fahrnerud intentaba apresurarse, pero no podía arriesgarse a que por alguna imprudencia lo detectaran.
Cuando creyó que los había perdido, escuchó algunas voces que hablaban y reían, eran los caza recompensas, al fin los había localizado. Eran 6 humanos y 3 Zabrak, se encontraban en medio de una fogata, había un speed bike con el símbolo real plasmado en él. Se habían detenido a tomar un descanso, una tienda de acampar se encontraba levantada para usarse como refugio contra la lluvia. Un humano se reía más que los otros, golpeaba algo, o a alguien; no se veía claramente por la posición que había tomado. Cuando percibió que el objeto se movía poco, fue cuando se esforzó más para ver la esencia y distinguir que era Loresh.
Los caza recompensas se mantenían vigilantes, pero la lluvia no los ayudaba a ver perfectamente. Esto ayudó a Fahrnerud para deslizarse por los arbustos, para llegar lo más cerca posible a Loresh. El Padawan sabía que no podría con todos, era una batalla que no podría ganar, así que intentaría ayudarla a escapar evitando la confrontación.
Ella estaba fuertemente amarrada con unas sogas, al parecer esto era suficiente, pues la habían golpeado bastante, dejándola muy débil. Uno de los hombres estaba de guardia en la fogata, mientras, los otros se metieron a la tienda para buscar refugio. El guardia miraba a Loresh, sus ojos reflejaban perversidad y lujuria, el color de su esencia era turbia. Pasó poco tiempo para que se levantara de su lugar y dirigirse a la mujer; miraba alrededor como cerciorándose de que nadie lo viera, acechando. Tomó a Loresh del cabello y la levantó violentamente.

-Eres una mujer bella, muy sensual, ¿Qué maravillas podrías hacer con ese cuerpo escultural?-, dijo el hombre.
-¿Acaso no me han humillado ya bastante?-, preguntó Loresh con una voz extenuada.
-No, te moviste muy bien allá en tu campamento, es tiempo de que me muestres algo de eso. Me va a encantar-.

Lamió el cuello de Loresh y forcejeó su ropa para desgarrarla; Fahrnerud salió de su escondite rápidamente buscó los ojos del hombre, movió la mano en el aire y le dijo:

“Te irás de aquí, caminarás entre la lluvia”

El hombre se quedó viendo a Fahrnerud, soltó a Loresh y se fue caminando mientras decía: -Me iré de aquí, caminaré entre la lluvia-. El Padawan se aproximó a la mujer y la levantó delicadamente. Se quitó su capa y cobijó a la débil mujer.
-Un ángel quizás, un demonio tal vez, pero has venido a salvarme. Haz llegado tarde, no tengo fuerzas para levantarme-, dijo en un leve susurro la débil Loresh.
-No se rinda Capitana Ta’a Chume, mientras mantenga su espíritu intacto, podrá salir de esta, la Reina necesita su ayuda, la está esperando en su campo militar en este momento-, le decía tiernamente el Miraluka. La noticia de la Reina, quien aguardaba, la hizo reaccionar; pero su cuerpo estaba muy golpeado. -Yo la ayudaré ahora que tiene ganas de vivir-. Una luz brillante emanó de la mano del niño, la respiración de Loresh se tranquilizaba y su piel empezaba a tomar de nuevo su color.

-¿Quién eres?-, preguntó Loresh con una voz más fuerte y dulce.
-Fahrnerud Kooladi, un amigo si lo quieres ver así-, contestó mientras la ayudaba a pararse. La tomó de la mano y la llevó hacia los arbustos. -No tardan en darse cuenta de tu ausencia, hay que movernos, rápido, me adentraré al campamento y tomaré el transporte que tienen. Te veré aquí si no pasa nada malo, de lo contrario, toma camino hacia la base; toma mi comunicador. Cuando estés lejos de aquí, comunícate con Xodrak Macuum, él te ayudará-.
-¿Qué será de ti? ¿Qué pasa si te atrapan?-, preguntó preocupada.
-Lo que dicte mi destino, aún no lo sé. Lo que me pueda pasar, es un misterio, pues primero me deben de atrapar-, dijo el pequeño mientras sonreía. -Es tiempo ya, debo actuar rápido-.
Fahrnerud se introdujo en el campamento de los caza recompensas, se dirigió hacia el speed bike tratando de no hacer ruido. Le faltaban algunos pasos para llegar cuando escuchó que comenzaban a preguntar por su amigo. Algunos pasos anunciaban la salida de alguien de la tienda de acampar, por lo que Fahrnerud cortó los postes que sostenían la entrada de la tienda con su sable de luz. Esta se derrumbó, provocando la confusión de los que estaban dentro.
El Padawan corrió para tomar el speed bike mientras varios disparos de blaster salían de la carpa derrumbada. Se sentó sobre el vehículo y empezó a echarlo a andar cuando sintió un escalofrío en la espalda, uno de los hombres le arrojaba una granada. Rápidamente reaccionó para devolverla, pero era demasiado tarde, esta detonó cerca del speed bike, dejando ver que era una granada sónica, inutilizando el vehículo. El Miraluka rodó para evitar quedar aturdido por las descargas eléctricas de la consola.
Relámpagos caían del cielo y la lluvia aumentaba, el rostro de Fahrnerud estaba cubierto de agua, vapor salía de su boca; se mantenía atento, sereno; mientras, los caza recompensas se agrupaban para atacarlo.
-¿Dónde está la chica?, ¿Quién eres tú?-, preguntó uno de ellos, pero Fahrnerud no contestó. El hombre lo miró fijamente. -Eres el Padawan, siempre es bueno eliminar un Jedi… ¡Disparen!-.

Inmediatamente, el Miraluka encendió su sable de luz y lo lanzó contra un árbol para derribarlo. Jaló de él con la Fuerza para usarlo de barrera protectora. No tardó mucho en arder en llamas, así que se apresuró a recuperar su sable y moverse entre los árboles, y aprovechar la zona boscosa en la que se encontraba. Le disparaban al menor movimiento, y parecía que no habría escapatoria. Entre el fuego de las pistolas blaster y la lluvia, el Padawan no podía encontrar una salida a su predicamento, se mantenía atento a que el mismo número de oponentes se mantuviera, para así asegurar el escape de Loresh, pero aún no podía planear su propia huida.
Cuando no lo esperaba, los caza recompensas comenzaron a utilizar granadas contra él, lo que ocasionó que el bosque se incendiara, y a pesar de la intensa lluvia, este se tornó aún más grande. El incendio acorraló al joven Padawan, y su única salida era subir a uno de los árboles, exponerse a sus enemigos.
Antes de saltar, proyectó una ilusión de él saliendo de su escondite, al terminar, tomó aire y saltó con un impulso de la Fuerza a la copa de los árboles. Solo cuando ya había alcanzado la punta del árbol fue cuando comenzaron a dispararle, pero los tiros no eran correctos por las columnas de humo que lo envolvían. Comenzó a saltar de árbol en árbol, esquivaba por centímetros los ataques enemigos, pero no podía evitar el daño que se hacía con las ramas de los árboles.
Después de algunos metros, ya no había disparos, ya no había llamas. Fahrnerud no se quedó tranquilo y se encaminó al campamento de la capitana Loresh. Tenía muchas heridas ocasionadas por golpes con las ramas, y algunas quemaduras leves por disparos y fuego. De vez en cuando, volteaba para ver la locación actual de sus perseguidores, pero no era claro, estaban siguiéndolo; ¿Cuánta distancia?, no lo sabía, sentía su cuerpo adolorido y no podía concentrarse, lo único que deseaba, era llegar al campamento para saber si Loresh estaba a salvo.
Cuando al fin salía del bosque para llegar al claro, pudo ver mucho movimiento, y a Xodrak esperándolo a pocos metros. Su rostro era de orgullo.
-La encontraste Fahrnerud, te felicito, pero es hora de terminar con este asunto. Las guardias ya están informadas de lo que viene, han puesto a Shri bajo protección, y es nuestro momento de actuar-.
El Chagrian le hizo una señal con la mano para que lo siguiera, y lo llevó de nuevo hacia el bosque. Al fondo, se alcanzaban a ver como venían corriendo los perseguidores de Fahrnerud. Xodrak y el Padawan se colocaron tras unos árboles para emboscarlos. Tres de los humanos pasaron de largo, dos Zabrak los siguieron, pero estos fueron atacados por los Jedi. El caballero mató a uno y Fahrnerud mandó a volar al suyo contra un árbol con un golpe de Fuerza. Tres enemigos más se aproximaban, los dos humanos y el Zabrak restante.
Uno de los humanos atacó con un lanzallamas a Fahrnerud, pero el Padawan usó sus habilidades en acrobacias para evitarlo, destruyó el arma y lo noqueó de un rodillazo en la barbilla. Cuando volteó a ver al Chagrian, este ya había matado al humano y al Zabrak. –No debes de dudar Fahrnerud-, le dijo Xodrak, -La duda puede llevarte a una situación difícil, y no puedes perdonar a alguien que esté dispuesto a dar su vida para acabar con la tuya-. Corrieron de regreso al campamento para alcanzar a los humanos que siguieron de largo.
Había una batalla bastante controlada por las guardias. Ya habían eliminado a dos y quedaba uno solo acorralado entre algunas rocas. Xodrak se acercó al enemigo con su sable de luz encendido, esgrimió su arma al aire para dar un tajo letal, pero Fahrnerud por instinto arrojó una piedra de gran tamaño hacia el caza recompensas para noquearlo. Xodrak bajó su arma y volteó a ver al joven Miraluka. Se aproximó hacia él y le dijo.
-Lo acepto Fahrnerud, veo que no encuentras el eliminar al enemigo como una salida a los conflictos. Tu maestro te ha enseñado bien mi amigo. En esta ocasión servirán de algo los prisioneros, pero no siempre habrá oportunidad de tenerlos. -.
-Tal vez no sea una forma adecuada la que empleo maestro Macuum; pero encuentro más limpia mi consciencia si evito a toda costa el matar a un ser vivo. No me gusta ver morir a otros, y menos porque he visto suficientes muertes, y muchas de ellas, de personas que conocí-, respondió Fahrnerud.
Xodrak rió a carcajadas mientras ambos caminaban para ir a recoger a los otros caza recompensas inconcientes y le dijo al Padawan. -Respeto tus ideas amigo mio, yo creía en lo mismo, pero encontrarás con el tiempo, las razones que me hicieron cambiar-.
-Espero que las encuentre, para saber afrontarlas con la luz de la Fuerza como mi guía-, respondió el Miraluka.
Recogieron a los prisioneros y volvieron al campamento. Shri ya se encontraba afuera esperando a los Jedi, y cuando alcanzó a ver a Fahrnerud, corrió y lo abrazó fuertemente. Ella lloraba de felicidad, seguía lloviendo, pero sus lágrimas eran tibias y calentaban al cuerpo frio y adolorido del joven Padawan. La matriarca lo miró de frente y lo volvió a abrazar pero más ligero.
-Haz hecho algo maravilloso hoy; me has salvado, haz salvado a Loresh y haz vencido a los asesinos de todas estas mujeres. Te doy mi gratitud infinita, joven Jedi”.
En eso lo tomó de la mano y lo llevó a una tienda que levantaron las guardias. Xodrak únicamente lo siguió con la mirada y continuó con la aprehensión de los prisioneros.
Cuando Shri y él entraron, ahí estaba Loresh, recostada apasiblemente, junto a unas velas y un plato de comida; la capa de Fahrnerud la cubría como cobertor. Una de las guardias le administraba medicamentos.
Loresh volteó y una sonrisa iluminó su rostro. -Pero si es el héroe que me salvó. El joven al que le debo mi vida. Gracias, Fahrnerud-. Ambos sonrieron, y ella se recostó de nuevo pero boca abajo, dejando ver su espalda desnuda, la cual mostraba marcas de tortura.
-Ahora está a salvo y no me debe nada. Mi misión es ayudar a quien lo necesite, en esta ocasión fue usted a quien ayudé. Y me da mucho gusto saber que ahora está bien-, dijo Fahrnerud.
En eso Shri los interrumpió y guió al muchacho fuera de la tienda. Ella lo abrazaba y él sentía que era como el abrazo de una madre. Fahrnerud apenas recordaba cuando su madre lo abrazó. En eso, en su espalda corrió un escalofrío, haciéndolo volver a la realidad.
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Maléfico

Ni peiper solo podre decir que espero te hubiese gustado tu osmenta de Ossus, pues hasta ahi llego jojojojojo, o solo que la enmarques para recordar dos cosas, una que la tuviste y la segunda que la perdiste

Pero tu descuida que algun dia podras ir por otra

Bueno mientras espero el resto me despido.

Atte. yo

RalfusLordSith escribió:

Ni peiper solo podre decir que espero te hubiese gustado tu osmenta de Ossus, pues hasta ahi llego jojojojojo, o solo que la enmarques para recordar dos cosas, una que la tuviste y la segunda que la perdiste

Pero tu descuida que algun dia podras ir por otra

Bueno mientras espero el resto me despido.

Atte. yo

Jajaja... no te preocupes, si tenía en mente que la vestimenta de Ossus ya había sido por la patria Es parte de los sacrificios que hará Fahrnerud por la paz de ese sistema. De hecho, aparece en esta parte del capitulo la parte de la vestimenta de Ossus.

Enjoy It!
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Ya en el campamento había varias lonas colocadas para proteger de la lluvia a las guardias, Xodrak se mantenía cerca de un grupo platicando y discutiendo sobre lo que pasaría en las siguientes horas. La matriarca dejó al Miraluka ir con su compañero Jedi para ella dirigirse con su guardia personal.
El Chagrian invitó al joven a acercarse al grupo donde estaba. Fahrnerud se aproximó y varias de las mujeres lo saludaron muy afectuosamente y lo invitaron a sentarse. Otras, trajeron medicamentos y agua de lluvia. Xodrak le informaba que ya había llamado a la nave para establecer comunicación con la Orden, y sobre lo que había pasado durante su ausencia. En el transcurso de la plática, ellas ya habían colocado ungüentos y vendas en las heridas de Fahrnerud. Empezaba a hacer frio y todas empezaban a recordar porqué estaban en su actual predicamento y reanudaron con sus labores.
Todos cooperaban para enterrar a las compañeras caídas, también Shri se dispuso a ayudar. Con gran determinación y esfuerzo, movía la tierra y trasladaba los cuerpos a su última morada.
Mientras el sol caía, las estrellas gigantes seguían iluminando la tierra, esto no había pasado el día anterior a la llegada de los Jedi, pero era más común que una noche oscura. Algunas guardias recolectaron madera e hicieron una fogata. Dadas las circunstancias, Shri se aproximó al fuego y entonó una canción hermosa. La canción hablaba de los principios de Hapes y de los tiempos difíciles en la ausencia de los hombres; algunas de las guardias cantaron con su reina, mientras en sus mejillas se derramaban lágrimas de dolor por la pérdida de sus compañeras.
Fahrnerud se levantó para caminar a los alrededores, necesitaba pensar, y no podía hacerlo en la fogata; había muchísima negatividad y tristeza en el aire. Xodrak lo alcanzó más adelante para platicar con él.
-Dime, ¿Alguna vez has estado en alguna situación parecida a esta?-, le preguntó el caballero Jedi al Padawan.
-No, he estado en alguna situación de peligro constante, he estado frente al lado oscuro de la Fuerza, pero nunca en una situación donde la guerra se aproximara-, respondió el joven.
-Debes de recordar que necesitas balancear tus emociones mi amigo, mantener tus ideas equilibradas, debes de ignorar el alrededor y estar calmado-, decía el Chagrian mientras con una mano palmeaba un hombro de Fahrnerud.
Siguieron caminando a través de los árboles, meditando, manteniendo su entrenamiento constante hasta que una de las guardias llegó por ellos, un caza-Jedi se acercaba. Xodrak confirmó que se trataba de la nave de ellos. Se dirigieron a ella para tomar sus cosas, e intentar comunicarse con el Alto Concilio Jedi.
Fahrnerud sacó su banjo de la nave y un cambio de ropa, era lo único propio que tenía. Sus túnicas de Ossus estaban muy percudidas, solo tuvo un pequeño momento de melancolía cuando se las quitó y se puso de nuevo el atuendo de los Padawan de Coruscant. Lo que quedaba de sus ropajes de Ossus era la capa que estaba en posesión de Loresh, y el atuendo percudido. Así que se empleó a hacer trazas con el atuendo, en forma de tiras, esto con el fin de hacer vendas para sus manos, para un mejor agarre del sable de luz.
Cuando terminó, se acercó a Xodrak para ver cómo iba la comunicación, pero no había buenas noticias. Ninguna señal podía ser emitida, ya que había bloqueos por parte del sistema de comunicaciones de Hapes. Habían actuado demasiado tarde.
Ambos Jedi decidieron entonces, ayudar a restablecer el orden en Hapes, y empezarían por esconder la nave del conflicto que se avecinaba, ya que sería una de las únicas maneras de poderse contactar con la Orden Jedi. Dejando instrucciones para la defensa del campamento a las comandantes a cargo, partieron para la cima de Gunth Valour.
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Maléfico

Muy bien muchachito muy bien, esa historia va agarrando cuerpo, estare impaciente por seguir la transmicion de la historia

Atte. yo

Los Jedi volaron entonces a la Montaña Gunth Valour para poner a salvo su nave para poder regresar a casa al final del conflicto. El clima era hostil, había una tormenta formandose en la cima, pero tenían que actuar pronto, ya viajaban por el aire y era probable que los buscaran al descenso.
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Sistema en pausa… decodificando archivos antiguos y/o dañados…
Restableciendo sectores de memoria…
Proyectando

El caballero y el Padawan viajaron en la nave hasta la cima de la montaña y no hubo contratiempos en conseguir una caverna donde dejarla. Dejaron al droide de la nave en hibernación para que protegiera la nave y recibiera llamado de auxilio si lo necesitaban. Salieron de la cueva, colocaron piedras y nieve mediante el uso de la Fuerza para disfrazar la entrada. Se cubrieron bien con sus capas e iniciaron el descenso entre risas y plática.

-Dime Fahrnerud, espero que puedas contestarme esto, si no, pues no importa, es algo que quiero decir. ¿Qué hay entre la hija de la Gran Maestra Jedi Sunrider y tú?-, preguntaba el caballero al jeven que se sonrojaba un poco.
Fahrnerud pensó momentáneamente cual iba a ser la respuesta que iba a dar y dijo: -Quiero creer que es una relación de amistad. Desde hace tiempo que he tenido visiones de una linda chica-.
-¡Y vaya que es linda la joven Vima!-, interrumpió Xodrak.
-Sí, es muy linda, pero recuerda que nos regimos por el código Jedi. “No hay emoción, está la paz”.-, contestó el Miraluka muy centrado.
-Te voy a decir algo mi amigo. El código te lo dará como pastillas tu maestro, pero en realidad hay mucho de lo que se puede hacer con el código. Sí, dice que no hay emoción, que hay paz, pero, ¿Qué significa?, ¿Qué es lo que te quiere dar a entender el Maestro Odan-Urr con esto?, obviamente que no está todo implícito. Recuerda, nosotros los Jedi somos una hermandad, somos una familia, nos queremos y todos sentimos pesar al perder a uno de los nuestros; pero lo sobrellevamos porque aceptamos que así es el orden de las cosas, y la Fuerza dicta sentencias que no podemos cambiar. Así son las relaciones personales. Caso concreto, la Gran Maestra Jedi Sunrider, era esposa de un Jedi en entrenamiento, con una hija. Se dice que tuvo una relación amorosa con Qel-Droma, tuvo que batallar con él y… ¡Ahora es la Gran Maestra Jedi!-.
-Ahora las cosas son de un modo diferente Maestro Macuum. Se impuso el código Jedi por lo mismo. ¿Cuántas vidas Jedi no se perdieron, o Jedi que no se fueron con Exar Kun por entregarse a sus emociones?-, refutaba Fahrnerud.
-Claramente no te ha dicho suficiente Owen.-, dicho esto, pensó un poco lo que iba a decir y comentó. –Hay emociones muy diferentes en este mundo, y la que puedas llegar a sentir por la Padawan Sunrider, no tiene nada que ver con las emociones que debieron tener los seguidores de Exar Kun. Y aquí es donde te voy a hacer una pregunta que no quiero que me respondas, pero sí que la medites en nuestro tiempo aquí. ¿En Vima has encontrado la paz?-
Esta pregunta dejó pensativo a Fahrnerud, en un pensamiento de felicidad, de inquietud, de sentirse atraído aún más por Vima.
-Eres un excelente compañero de la Fuerza Xodrak. Sabio y fuerte. Es un honor estar aquí y ahora contigo mi amigo-, dijo el joven Miraluka mientras seguían su descenso.

El frio arremetía, pero el entrenamiento intensivo y los ropajes Jedi ayudaban a los viajantes a sobrellevarlo. De pronto, el caballero sintió algo adelante. Era un droide de exploración, era muy probable que los hayan detectado subiendo en la nave a la cima de la montaña. Ambos se escondieron en una piedra saliente para observar la situación.
-¿Vez algo más aparte del droide?-, susurró el Chagrian.
-No, cerca no se ve nada, la tormenta de nieve trae consigo cambios en la Fuerza y no veo claramente-, dijo preocupado el muchacho.
Xodrak se acercó poco a poco al droide para destruirlo, pero este lo detectó y emitió una señal de alarma. Fahrnerud lanzó su sable de luz para destruirlo, pero fue demasiado tarde. De la tormenta aparecieron disparos de blasters, el Miraluka tomó su arma mediante la Fuerza y se cubrió. Ambos Jedi corrieron de nuevo a la saliente para una mejor posición y por algo de protección.
-¿Cuántos son Fahrnerud?-, preguntó alterado Xodrak.
-No puedo decirte con claridad, pero no soy de origen humano, parecen ser droides de batalla-, respondió el Padawan.
Xodrak volvió a asomarse para ver la situación, giró la cabeza hacia Fahrnerud y le dio señal de que eran bastantes. El Miraluka entonces tuvo una idea.
-Hay que explotar a uno más arriba en la cima-
-¿Estás loco muchacho?, ¡Lo único que vas a lograr es que muramos con ellos!-
Fahrnerud dio una primera mirada a sus atacantes y observó que eran de tamaño medio, como si fueran humanos. Regresó su mirada hacia el amuleto que le había dado Vima, lo apretó fuerte, respiró hondo y tomó su decisión.
Se levantó, reunió coraje y empezó a correr hacia la horda de droides. En el sonido de la tormenta se escuchó el grito del caballero para detenerlo, pero la determinación de Fahrnerud fue más fuerte que el sentido común.
Una ráfaga de disparos iba cayendo por donde pasaba el Padawan, quien con varias piruetas esquivaba el fuego incansable de sus enemigos. Algunos disparos perforaban la capa del joven, algunos llegaban a rozar su piel, pero Fahrnerud continuó su camino hacia ellos.
Cuando al fin alcanzó a uno, logró golpearlo varias veces con su arma, un golpe de la Fuerza para lanzarlo hacia algunos droides dispersos y luego lo lanzó hacia la cima, donde explotó.
El fuego de los droides continuó y el Miraluka continuó esquivando hasta que la montaña se cimbró. Los disparos se detuvieron, y un golpe de aire empezó a pegar contra todos. Fahrnerud miró hacia arriba para ver una avalancha dirigiéndose hacia ellos. Giró su mirada a donde había dejado a Xodrak y este se encontraba llamándolo para que volviera a la saliente, pero Fahrnerud sabía que ya no había tiempo para correr. Esgrimió su arma, golpeó al suelo con la Fuerza para levantar la nieve, ver la estructura de piedra de la montaña, hizo unos cortes y tiró con toda su determinación.
Xodrak lo último que alcanzo a ver del Padawan, fue tirando de la piedra con su uso de la Fuerza, después siendo envuelto por la violencia de la avalancha. El caballero se encontraba a salvo y podía ver como los droides iban siendo destruidos por la potencia de la nieve al caer. Trataba de buscarlo en la esencia de la Fuerza, pero las fluctuaciones de esta, estaban siendo alteradas por la tormenta y la avalancha.
Cuando el alud terminó, una gran capa de nieve cubría el refugio de Xodrak, pero se encontraba a salvo. Se dispuso a salir antes de quedarse sin aire. Unos golpes con su espada lograron fundir el hielo para liberarse. Dándose cuenta de que ya ningún droide quedaba en pie, comenzó a buscar al Padawan de quien no recibía respuesta vía comunicador, telepáticamente o alguna señal. De pronto, una expulsión de nieve y hielo se levantó en el aire, Xodrak fue a investigarlo y encontró al joven Miraluka atrapado entre la nieve, unas lozas de piedra habían detenido la violencia de la avalancha pero no el que lo envolviera la nieve y lo estuviera asfixiando. Inmediatamente el caballero lo ayudó a salir y se dio cuenta que Fahrnerud temblaba.
El chico alegaba que podía seguir el descenso, pero cuando intentó levantarse, cayó de rodillas y apoyándose en sus brazos que titiritaban débiles y cansados. Se encontraba exhausto, llevaba ya dos días sin dormir; de batallar y resistir ataques; del frio y de la embestida del alud. Empezó a marearse y Xodrak lo cargó en sus hombros para ayudarlo a bajar, en minutos Fahrnerud había perdido el conocimiento.
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Maléfico

Lo sorprendente es ver que le estas dando un sentido y una coherencia a tu historia que en verdad me dejan con el ojo cuadrado, lo de la avalancha estuvo bien manejado, pues tu Move Object da un total de 3, pero eso no dice que no se pueda pues aun asi estan los puntos de fuerza y la maxificacion de la misma, ahora poniendo de que lo hubieras hecho y con un 20 natural, eso daria un total de 35 y para mantenerlo para detener una avalancha si te dejo pero si totalmente fuera de combate pues aun teniendo los 42 de vitalidad si te quedarias con 5 a lo mucho, en verdad me agrada saber que estas manejando la historia bastante bien combinandolo con la hoja, mis respetos estare esperando las siguientes transmiciones

Atte. yo

El descenso fue dificil para Xodrak, quien el frio había debilitado pero tenía que salvar al Padawan.

Continuemos
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Fahrnerud se encontró en una habitación de un complejo, en ella, había instrumentos de laboratorio, tanques que contenían seres vivos y una figura oscura en las sombras. El padawan caminó por el complejo, y su anfitrión lo seguía con la mirada, de ahí, se colocó junto a los tanques, el personaje oscuro salió y se aproximó a él, era la madre de Fahrnerud.
-Me pregunto ¿Por qué haz de seguirme muchacho?, ¿Por qué es que me siento ligada a ti?-, preguntó mientras observaba los cuerpos en los tubos la Miraluka.
Fahrnerud estaba en silencio, no sabía cómo interactuar en este momento.
-Cargas contigo la esencia de los Kooladi, ¡Contéstame!, ¡¿Quién eres?!-, dijo furiosa, asomando su gesto impregnado por el lado oscuro.
-Soy Fahrnerud, segundo hijo de la casa Kooladi, hijo tuyo-, respondió mientras miraba el rostro de aquella que alguna vez lo amó.
-¡Mientes!, mi hijo Fahrnerud, él… él… está muerto, como Embrul, ¡Nunca perdonaré!-, decía la madre del Padawan.
-Algo que quiero decirte, y siempre he querido decirlo desde que partí, ya hace tantos años, lo que quiero decir es… es que… ¡TE AMO MADRE!-, dijo el joven aprendiz de la Fuerza mientras una lagrima se deslizaba a través de su mejilla.
Un aura oscura ennegreció el semblante de la madre del Padawan, sacó su sable de luz y lo acercó a la garganta de Fahrnerud. Lagrimas empezaron a brotar a traves del tocado de la usuaria de la oscuridad.
-Yo… también… te amo… hijo mio-
Cuando iba a golpear la garganta del Padawan, este despertó recostado en una cabaña, en brazos de Loresh, quien se encontraba dormida. Todo parecía indicar que lo había cuidado durante el tiempo que él estuvo inconsciente. Lo que hubiera sido lo que pasó, ahora se sentía a salvo, en paz, en donde a veces solo se encuentra la verdadera paz, en brazos de una mujer. Así volvió a dormir, al otro día preguntaría en qué situación se encontraban.

Al día siguiente, se levantó y se encontraba cobijado por telas finas, bajo un techo de acero, lo que indicaba que había estado algunos días inconsciente. Se puso de pie con un poco de esfuerzo, su abdomen estaba vendado y podía sentir que varias de sus costillas se encontraban bastante lastimadas. Una vasija con agua y una toalla se encontraban a un costado de su lugar de dormir, era fácil deducir que había tenido fiebre. Sus ropas yacían rotas en una silla, otro atuendo que arruinaba, al maestro Smith no le iba a gustar.
Cuando volvió la vista a la puerta, Xodrak se encontraba viéndolo fijamente recargado en el marco. Se acercó a Fahrnerud y le dio un abrazo.
-No fue muy inteligente lo que hiciste amigo mío… pero si valiente y audaz-, le dijo con una sonrisa el caballero Macuum al joven Padawan, quien se encontraba un tanto confuso. –Llevabas una semana inconsciente hasta hoy, logré encontrarte después de un momento, la nieve te sepultó, pero llegué a tiempo para salvarte de morir ahogado. Aún así, por el frio, te empezó a dar una pulmonía, y la altura no ayudó. Apenas llegué al campamento contigo en hombros te atendieron medicamente. Tuviste fiebres muy severas y también las corrientes de la Fuerza estaban muy alteradas. Casi te perdemos. Pero pudimos trasladar nuestro campamento a un complejo en los bosques, donde estamos ahora. Aquí encontramos un mejor lugar para atenderte. Los últimos dos días hemos sido visitados por algunas patrullas de vigilancia, es probable que pronto den con nosotros. Es tiempo de cambiar de base-.
Fahrnerud sintió que había pasado una eternidad, sintió que su visión fue una pesadilla provocada por su estado de salud. Tomó sus ropajes rotos, se los puso y salió de la habitación para ver el lugar donde se encontraba.
Era lo que fue en algún tiempo, un viejo hangar de naves, tal vez de los anteriores moradores del planeta, y antepasados de las Hapesianas. En el centro de comunicaciones, se encontraba Loresh y Shri, acompañadas de algunas oficiales. Loresh mostraba algunas gráficas en el tablero cuando se percató de que Fahrnerud se encontraba mirando hacia ellas. Rápidamente extendió su brazo al aire para saludarlo, le hizo señas para que se aproximara, volteó y dio indicaciones a otra guardia, esta se retiró a paso rápido.
El padawan se acercó para saludarles, estaba apenado con la Reina y con todas por el suceso y por su presencia por el estado de sus ropas. Pero cuando llegó con ellas, ambas lo abrazaron, estaban muy felices de verlo que se encontrara bien. La guardia que se había retirado, trajo consigo ropajes hechos de telas finas. Eran un regalo de Loresh para el joven aprendiz Jedi. Ambas insistieron en que se las probara. Habían sido manufacturadas con telas del guardarropa personal de Loresh, y elaboradas por algunas de las guardias. Fahrnerud se encontraba muy agradecido por este buen gesto de Loresh, quien no dejaba de sonreírle al muchacho.
Xodrak, en una plática que tuvieron más tarde, le comentó que no se preocupara por lo que había sucedido y que no pensara que había sido resultado de la ignorancia; sino que este era un proceso de aumentar su conocimiento: No está la ignorancia, está el conocimiento.
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Maléfico

Pobre maestro Owen, con todo lo que gasta en vestimenta para su padawan ya se hubiese comprado un medio de transporte local como un airspider, ya que cada vez que las ropas son destruidas siente un disturbio, pero no en la fuerza sino en la cartera jojojojojoojo bromeo

Atte. yo